Venezuela golpeada

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Britto Garcia, Luis
9788495786678 – HIRU – 2004 – 169 páginas /orri.

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Descripción

 

«Venezuela golpeada. Mediocracia contra democracia», de Luis Britto García

 

Un libro necesario para enfrentar el futuro    10/10/2004  – Pascual Serrano/

 

Hace unos meses me comentaba un académico venezolano que un periodista extranjero le preguntaba si existía libertad de expresión en su país insinuado así su crítica al presidente Hugo Chávez, el académico le respondió: «No, no la hay, la han secuestrado los medios de comunicación». En Venezuela se ha acentuado hasta la exageración lo que nos puede suceder con la libertad de expresión y el derecho a la información en los países bajo regímenes de democracia representativa y economía de mercado: su secuestro por las elites mediáticas al servicio de una oligarquía empresarial local y un conglomerado de multinacionales extranjeras.

 

 

Ese secuestro alcanzó el grado de golpe de Estado el 11 de abril del año 2002 con la complacencia de países «ardorosos defensores de la libertad de expresión» como España o Estados Unidos. Esos días, como bien documenta este libro del Premio Nacional de Literatura Luis Britto García, los medios llamaron a la insurrección contra el presidente y el orden constitucional, los militares sublevados se convirtieron en protagonistas de las noticias y los primeros muertos de las manifestaciones, a pesar de ser partidarios del presidente, fueron cargados sobre las espaldas de Hugo Chávez. Como ejemplo este extracto del editorial del 13 de abril de uno de los periódicos de mayor tirada, El Nacional, desempolvado en esta obra: «ha hecho bien el nuevo presidente Pedro Carmona Estanga en prescindir, de un plumazo, de estos esperpentos institucionales, devaluados ética y moralmente por la escasa gallardía con que sus representantes ejercieron el cargo».

En las televisiones algo similar: «Así como las televisoras privadas hacen aparecer una realidad que no existe –inflan concentraciones oposicionistas, convierte en paro total un cierre patronal parcial, inventan la renuncia de un Presidente que no ha renunciado- también desaparecen la realidad que existe», afirma Britto. Así cuando el pueblo se rebela contra el golpe, «durante esa noche y el día siguiente, los canales comerciales, sólo exhiben películas, dibujos animados, eventos deportivos enlatadas». El método se mantiene todavía hoy, la noche del día 15 de agosto, noche del referéndum revocatorio que ganaría Chávez, tras la conexión obligada para el anuncio de su victoria con el Consejo Nacional Electoral, las televisiones comenzaron a emitir teleseries norteamericanas.

Como bien dice Britto García, «gracias a sus medios, los venezolanos son los únicos que ignoran lo que acontece en Venezuela».

La obra también ayuda a clarificar las muertes de Puente Llaguno, esa obra magna de manipulación informativa desenmascarada posteriormente en papel, en sonidos y en imágenes. Porque como afirma Britto, «no aclaran jamás los autores de esos titulares prefabricados por qué las emboscadas chavistas causan siempre víctimas bolivarianas».

El resultado del panorama informativo es «el intento de sustituir la democracia por un nuevo modelo político, en el cual los mediadores son suplantadas por los medios», según el autor. Lo que no sé es si Luis Britto es consciente de que ese es el modelo ya dominante en Venezuela y fuera, lo que sucede es que allí ha llegado hasta la caricatura. En nuestros países son los medios los que marcan la agenda de actualidad, los discursos predominantes, los enfoques oportunos, los líderes políticos adecuados, los líderes de opinión seleccionados y las movilizaciones populares convocadas y, posteriormente, informadas. Sobra el ciudadano, el político y el intelectual. O mejor dicho, no sobran, ellos los elegirán. Es lo que según afirma el columnista Pablo Antillano y se reproduce en esta obra, se llamaría «mediocracia». Vale la pena reproducir los «profundos cambios hacia la mediocracia que se van produciendo en la sociedad que conocemos»:

«- En la democracia, la justicia la imparten los jueces y los tribunales; en la mediocracia, son los medios los que absuelven y condena.

– En la democracia, la verdad surge de los hechos y el análisis; en la mediocracia, la verdad la tiene el que muestre más vídeos.

– En la justicia de la democracia, el acusado tiene derecho a un defensor y es inocente hasta que se pruebe lo contrario; en la mediocracia, la imagen es acusadora, prueba y verdugo, y la condena es irreparable e inapelable.

– A la democracia la defienden (o la deberían defender) la OEA, la ONU, Human Rights Watch y Amnistía Internacional; a la mediocracia la defiende la WAN, la SIP y la AIR.

– En la democracia, los líderes son construidos a punta de obras y valores, en la mediocracia son construidos por asesores de imagen.

– En la democracia, los líderes van a las comunidades; en la mediocracia, van a los programas de opinión.

– En la democracia, los medios dicen lo que los ciudadanos piensan; en la mediocracia, los ciudadanos dicen lo que los medios piensan.

– Para la democracia, los individuos son ciudadanos; para la meidocracia, son audiencias.

– En la democracia se valoran los contenidos, en la mediocracia, los titulares.

– En la democracia la información es una cosa, la opinión es otra y la propaganda es otra; en la mediocracia no hay fronteras.

– Para la democracia una masacre es un hecho luctuoso; para la mediocracia, es un espectáculo iteractivo, una telenovela por entregas.

– En la democracia, los periodistas van tras los personajes; en la mediocracia, los personajes persiguen a los periodistas.

– En la democracia, un golpe toma Miraflores (palacio presidencial); en la mediocracia toma una señal de televisión.

– En la democracia, un golpe puede ser incrumento; en la mediocracia, es televisivo… » (Pablo Antillano: «La mediocracia»)

El autor de estas reflexiones dejó de tener cobertura por los medios de comunicación a principios del 2003, varios meses después de escribir esto.

Supongo que muchos no venezolanos habrán visto reflejados en estas líneas los sistemas políticos imperantes en sus países. Es una de las tantas cosas que nos ha enseñado Venezuela al mundo.

El lector encontrara en «Venezuela golpeada. Mediocracia contra democracia» decenas de ejemplos de los infames métodos utilizados por los medios venezolanos para engañar, enfrentar a los ciudadanos con resultados de decenas de muertos, intentar derrocar gobiernos e imputar las masacres a personas inocentes. Se suele decir de muchos libros que son imprescindibles, este creo que es necesario. Los venezolanos y el mundo entero deben conocer el monstruo que se está creando en occidente, un monstruo que amenaza con adueñarse
de todos los poderes, que no permite control alguno y que sólo responde a los intereses del dinero y de las grandes potencias. Conocer sus trampas y métodos es el primer paso para enfrentarlo.