Descripción
Aunque probablemente siempre ha habido transexuales, la transexualidad, tal como la conocemos hoy en día (es decir, con hormonas sexuales sintéticas y cirugía de reasignación sexual), nació para el gran público de nuestra época con el espectacular regreso de Christine Jorgensen a América después de su proceso transexualizador en Dinamarca, en 1952. Norma Mejía tenía entonces 8 años y la vaga impresión, que pronto se convirtió en certeza, de que la noticia la afectaba íntimamente. Con el paso del tiempo, ha estado en contacto con la transexualidad en varios países y desde diferentes puntos de vista: desde la represión y desde la aceptación de su propia transexualidad, como cliente de prostitutas transexuales y como prostituta transexual, como abogada de transexuales y como militante de un colectivo transexual, como novelista transexual y como estudiosa de la transexualidad desde la antropología. En este libro cuenta y analiza lo que ha visto y lo que ha vivido a través del prisma de la etnografía extrema, en la cual se funden el objeto y el sujeto, la visión etic y la emic, y la persona que observa forma parte del grupo observado.