Descripción
Una revolución cultural sin precedentes: ese fue el resultado de la conjunción, a lo largo de la década de 1920, de las nuevas técnicas de grabación eléctrica, la geografía socioeconómica del movimiento de mercancías y trabajadores de la época, músicas tradicionales de todo el globo, el canon musical occidental y un muy llamativo fenómeno de especulación capitalista. Las grandes compañías del momento se lanzaron a capturar las músicas vernáculas del mundo, contenerlas en formatos comercializables y venderlas a públicos tanto locales como globales que por primera vez tenían acceso directo a sonidos que hasta entonces nunca habían roto sus vínculos con un tiempo y un espacio determinados. El beguine, la salsa, el calipso y tantos otros ritmos naturalizados hoy por nuestros oídos nacieron ahí