OS CANGACEIROS (ESPAÑA EN EL CORAZON)

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VV.AA.
9788496044524 – PEPITAS DE CALABAZA – 2005 – 205 páginas /orri.

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Descripción

 

El interés por los conflictos que acontecían en la España salvaje, junto a la preocupación por la suerte que corrían los pobres —es decir, casi todos nuestros posibles interlocutores y aliados— fue una constante en las publicaciones del grupo francés Os Cangaceiros. Formado un criterio a través del estudio de obras clásicas e innumerables viajes al corazón mismo de la rebelión para encontrarse con sus protagonistas, nos dejaron lúcidos análisis sobre los altibajos de la guerra social en el Estado español y conclusiones relevantes para los tiempos que corren.
Desde el desembarco de la Primera Internacional en tierras hispanas hasta los preludios de la huelga-espectáculo del 14 de diciembre del 88, se nos ofrece una excelente radiografía, tan exenta de la pachanga anarquista como de toscos dictámenes paleo-marxistas, de los rasgos que dieron su peculiar impronta a la revuelta de los pobres en España. Asumiendo como propio y universal uno de ellos —el rechazo categórico de la política en tanto que lenguaje del Estado y la economía— nos recuerdan oportunamente que la apuesta por lo menos malo no es ninguna novedad en este país, y que cuanto más amplia es la confianza depositada en grupos políticos de cualquier signo, mayor es el batacazo cosechado.

Cómo colofón, se adjunta la Defensa incondicional de los vándalos del 1 de diciembre, opúsculo redactado al calor de las «movilizaciones» estudiantiles del 88 para salir al paso de las calumnias vertidas contra un grupo de insurrectos. El talento para la polémica, la lucidez en la disección de los acontecimientos y el rechazo sin ambages del mundo de la ideología y el militantismo, hacen de este documento —prácticamente inédito hasta ahora— algo único e insólito en el panorama revolucionario español.

Cuando los jóvenes proletarios proclaman en actos la disolución de las estructuras sociales existentes (dinero, leyes, familia, propiedad) no hacen más que revelar el secreto de su propia existencia, pues ellos son la disolución de hecho de este mundo. Cuando mediante el vandalismo y el robo rechazan la sumisión de sus vidas a las normas de la mercancía, no hacen sino aplicar a la sociedad el mismo trato que ésta les ha aplicado a ellos: la condena sin apelación. Por muy parcial y aislada que sea, la revuelta contra la mera apariencia de vida a la que los gestores de la sociedad pretenden reducirnos encierra un alcance universal, pues no ataca tal o cual aspecto de la miseria modernizada, sino su totalidad. Por contra, la apariencia universal de la pseudo-rebelión política disimula bajo sus colosales pretensiones («cambiar el mundo», «instaurar el socialismo»: es evidente que tales pretensiones son colosales en tanto que sólo son eso, pretensiones) un espíritu mezquino y parcial que en la práctica se reduce a ocupar un lugar en el espectáculo dominante, tratar de hacerse cargo de su gestión y sobrevivir en él trapicheando con la más sórdida de las mercancías: la compensación ideológica por la miseria soportada en silencio. (Unos Caníbales, Zaragoza 1988)