Descripción
Cuenta con un prólogo de Layla Martínez donde se dice: «Leo el poemario de Isabel y tengo la sensación de que acabo de desenterrarlo de entre la nieve. Sus versos tienen esa fragilidad del hielo o de la escarcha, como si fuesen a fundirse con el calor de nuestras manos. Como si bastasen nuestras manos para acabar con toda la delicadeza y toda la belleza. Poemas que parecen sacados de debajo de la nieve, que es el sitio más hermoso para enterrar algo».