Descripción
La especie artística explora la idea de que nuestras respuestas estéticas y nuestras conductas artísticas están conectadas con nuestra naturaleza humana fruto de la evolución. Nuestros antepasados humanoides dieron muestras de poseer una sensibilidad estética hace cientos de miles de años y el estatus artístico de las pinturas rupestres prehistóricas no lo cuestiona prácticamente nadie. En la primera parte, Stephen Davies analiza los conceptos fundamentales de la estética, el arte y la evolución, y explora hasta qué punto están relacionados entre sí. Considera una serie de temas, como el de si los animales tienen preferencias estéticas o como el de si el arte es no solo universal sino también transculturalmente comprensible.
En la segunda parte examina los muchos intereses estéticos que despiertan los animales en los humanos y en qué medida reflejan nuestros propios intereses biológicos. Explora también la idea de que nuestras preferencias medioambientales y paisajísticas tiene sus raíces en las experiencias de nuestros lejanos ancestros. A la hora de considerar el controvertido tema de la belleza humana, la mayoría de psicólogos evolucionistas se han centrado básicamente en el atractivo físico femenino en el contexto de la selección sexual, pero Davies presenta un punto de vista más amplio que desvincula la belleza humana de la elección de pareja, y la relaciona más bien con el comportamiento social y con la autopresentación.
Finalmente, en la tercera parte, Davies se pregunta si las artes, en conjunto o individualmente consideradas, son adaptaciones biológicas, subproductos contingentes de adaptaciones no artísticas, o simplemente son tecnologías culturales sin apenas relación con la biología. Davies no se pronuncia de manera concluyente por ninguna de las diversas teorías consideradas aquí, pero de todos modos argumenta que hay buenos motivos para considerar que el arte forma parte de la naturaleza humana. El arte es un indicador poderoso y complejo de la aptitud biológica humana, y por tanto no puede considerarse totalmente ajeno a la biología. De hecho, las respuestas estéticas y las conductas artísticas son auténticos referentes de nuestra humanidad.