Descripción
Desde que el mundo es mundo, y ya va teniendo sus añitos, la sencillez no vende, es preciso hacerse notar, agitar las palabras como un sonajero para ser visible, la falta de ambición personal, material, que no literaria, está mal vista, se interpreta como falta de personalidad, de carácter, de valentía, cuando es precisamente todo lo contrario, ser como los demás no tiene ningún mérito, es tan fácil como dejarse llevar por la corriente, tanto externa como interna, lo difícil es ser diferente, sin pretenderlo, escritores con pretensión de estilo hay muchos, escritores ególatras, egocéntricos, megalómanos, más todavía, escritores escritores que escriben por el puro placer de escribir, sin vocación de inmortalidad, cada vez menos, y basta con leer una sola línea de sus textos para poder reconocerlos, que no descubrirlos, se descubren solos.
Eulalia Galvarriato pertenece a esta categoría, a la categoría de los escritores, la estirpe de los bendecidos por la literatura, un número muy pequeño de escritores para los que la escritura es un don, un regalo, una ofrenda a los lectores, y no un mero ejercicio narcisista, onanista, Unamuno, Delibes, Gaite, Fortún, Antoniorrobles, Matute, Jiménez, Lorca, Muñoz Rojas, Cervantes, y Eulalia Galvarriato, pueden parecer pocos y son muchos, porque para poder llegar a entrever sus mundos se necesitarían varias vidas, un solo libro de cada uno de ellos podría servir como diario permanente de nuestros sueños, lo que les hace diferentes, únicos, no es su singularidad, sino su universalidad, sus personajes no son vehículos de ideas, de acciones, son sentimientos con patas, víctimas, y verdugos, de su pasión, insobornable, por la vida, en minúscula, lo cotidiano, el verdadero misterio, sentido, de la vida, de la literatura, la libertad se lleva en los ojos, y toda nuestra vida cabe en una pequeña maceta, casi siempre sin flores.
Cinco sombras es lo que parece, un milagro, algo que de tan sencillo, tan sutil, es imposible de abordar, de acotar, de reducir a un argumento, a un tema, Cinco sombras es un texto abierto, un cuarto de estar en el que la puerta está entornada.
Eulalia Galvarriato nunca estuvo en un segundo plano, nunca fue una sombra, ni con respecto a su marido, ni con respecto a nadie, asumir que una persona puede estar en un segundo plano es asimilar la vida a una simple competición, a una vulgar batalla en la que siempre tiene que haber un ganador, y un perdedor, y Eulalia no tenía vocación de famosa, ni de mártir, tenía vocación de persona, libre, la sola lectura de sus textos constata que Eulalia siempre hizo, escribió, lo que quiso, cuando quiso, en muchas ocasiones secundada por su marido, que cariñosamente la llamaba “la contrarreforma”, por su fuerte carácter y firmeza de principios, cualidades positivas para los hombres que bajo parámetros machistas se convierten en defectos femeninos, ya que no casan con la imagen de mujer débil, dócil, y sumisa.
En una época en la que el papel de la mujer estaba reducido a ser una mera comparsa de la vida, con un horizonte que se limitaba a, o ser maternal ama de casa, o monja, opciones de vida totalmente respetables siempre y cuando sean elegidas, voluntariamente, Eulalia fue a la universidad, trabajó en la universidad, y una vez casada no desempeñó la labor de ama de casa, ni de madre, esto segundo por motivos ajenos a su voluntad, como se puede apreciar en sus libros, la labor de secretaria de su marido que muchos la atribuyen, por supuesto sin aportar ningún dato, no se corresponde con la realidad, baste recordar que el reconocimiento profesional, crítico, y popular, de Eulalia al quedar finalista del premio Nadal con Cinco sombras, que casualmente tuvo mucha más repercusión que el ganador, es anterior al limitado reconocimiento de su marido, y estrictamente en círculos académicos, como poeta.
Incluso en su labor como investigadora desempeñó un papel activo, y de igual a igual, por ejemplo la edición de las poesías completas de San Juan de la Cruz se deben casi en exclusiva a Eulalia Galvarriato, que se encargó en solitario de recopilar todos los comentarios, otro lugar común en torno a su figura es afirmar que Eulalia renunció a su carrera literaria para volcarse en la carrera académica de su marido, falso, como se puede ver en el libro Raíces bajo el tiempo, Eulalia nunca dejó de escribir, y como se puede comprobar en su bibliografía, tampoco dejó nunca de publicar, y en publicaciones de gran prestigio, si a eso le añadimos que continuó desarrollando, y ampliando, su labor investigadora al margen de su marido, ahí están las conferencias que dio sobre Lope de Vega para atestiguarlo, y sus traducciones, que al menos yo incluyo dentro de su carrera literaria, y que todos los expertos en la materia coinciden en juzgar de extraordinarias, si juntamos todos estos datos y sumamos alguno más, como el hecho de que en Valencia durante la Guerra Civil trabajara dando clases de inglés para sostener económicamente al matrimonio, no queda otra que afirmar que Eulalia Galvarriato fue una mujer libre, independiente, en una época en la que la mayoría de las mujeres no eran libres, ni independientes, que en todo momento hizo lo que le dio la gana, y con gran brillantez, lo único que le podemos reprochar es que malgastara su talento en investigaciones filológicas en lugar de haber destinado ese tiempo a la creación literaria, pero cada cual es libre de utilizar su tiempo en lo que quiera, incluso en desperdiciarlo.
Lo que realmente molesta de Eulalia Galvarriato es que este deslumbrante currículum lo atesora con sencillez, y humildad, sin creerse por encima, ni por debajo de nadie, como si la arrogancia, la soberbia, fueran virtudes, o corolarios inmediatos del talento, alguna lumbrera con evidente mala fe, y cortedad de miras, llama a esto inseguridad, cuando no existe mayor muestra de seguridad en uno mismo que la realización personal al margen de lo que opinen los demás, con el principal estímulo que supone el autoconvencimiento del trabajo bien hecho, del trabajo hecho con honestidad, los refuerzos egocéntricos, de autoestima, para quienes los necesiten, no hay mayor éxito que el de poder ser uno mismo, sin necesidad de pisar a los demás, lo dicho, Eulalia Galvarriato, una mujer libre.