Descripción
Las 80 páginas del texto arrancan de los datos de la OMS : ochocientas mil (800.000) personas muertas y veinte millones de heridas CADA AÑO por los automóviles. El autor afirma : «Yo acuso: existe una confederación mundial de bandas de asesinos que impunemente matan cada día a miles de personas. Suman ya sus víctimas por millones». Para añadir que «respirar es ya una peligrosa aventura» refiriéndose al «insidioso pero notorio asesinato que del clima y del Medio Ambiente (y de nosotros a través de ellos) cometen los automóviles». De la Cueva subraya que el automóvil es un despilfarro irresponsable de energía y de materiales escasos y no renovables del planeta. Y denuncia que la estafa y el absurdo capitalistas de la obsolescencia programada agravan brutalmente el despilfarro automovilístico detallando varios ejemplos de la «chapuza» capitalista que implican los fallos de la fabricación de automóviles. Y como se consiguen mayores beneficios a costa de mayores riesgos para el comprador y usuario.
Seguidamente describe cómo el automóvil devora la ciudad, la hace incómoda e invivible, destruye espacios fértiles irreemplazables y además se hace a sí mismo inútil al generar creciente carencia de espacio, atascos insuperables y aparcamiento imposible. De la Cueva recuerda que son casi setecientos millones de asesinos en potencia (casi setecientos millones de automóviles) los que andan sueltos por el mundo. Y que su número ha estado creciendo más de prisa que el de los seres humanos. Describiendo la alienación automovilística capitalista, explicando cómo la publicidad convierte las mentiras sobre los coches en verdades de fé y en casi irresistibles motivaciones para sus compradores. Para señalar que es así como los fabricantes de coches fabrican también a sus compradores.
De la Cueva se pregunta «¿Cómo es posible todo esto?». Para contestarse «Qui paga mana». Explica como el fordismo rizó el rizo del capitalismo fabricando a sus proletarios como compradores y haciendo del automóvil uno de los motores clave del capitalismo en el siglo XX. Para añadir que hoy el toyotismo (la «producción ajustada» o «just in time») ha substituido al fordismo/taylorismo (a la «producción en masa») pero coadyuva a la brutal crisis automovilística mundial que es síntoma y efecto de la pavorosa crisis mundial actual del capitalismo.
Parte del caso de «la barbaridad china» (el anunciado propósito de equipar con automóviles a doscientos millones de familias chinas que -caso de cumplirse- agravaría intolerablemente la agresión a la Biosfera) para afirmar que «es claro que no hay ninguna razón válida (y además si la hubiera sería imposible imponerla)
que justifique que los europeos, japoneses y estadounidenses, que usamos tantos coches, les prohibiéramos a los chinos (y a los hindúes y a los latinoamericanos y a los africanos) que usen coches. El problema es que entre todos nos cargamos el planeta si ellos los usan con la frecuencia con que los usamos los privilegiados del Norte. Por lo menos es seguro que nos cargamos la atmósfera, acelerando el efecto invernadero, hasta el grado de hacérnosla invivible».
De la Cueva concluye que : «La única solución sensata es que nadie usemos coches privados«.