Descripción
El punto de partida de este trabajo lo constituye el reconocimiento del fracaso de la Revolución Rusa, y su objetivo es tratar de comprender este fracaso. Partimos por lo tanto de un hecho que podemos enunciar de la siguiente manera: la Revolución de Octubre, a través de un proceso largo y dramático, se clausuró en una sociedad basada en nuevas formas de explotación. […] Sin exagerar podemos decir que este fracaso del proyecto socialista en su sustancia libertaria y de autoliberación, fue conocido desde siempre; incluso desde antes de la revolución hubo quienes advirtieron, como Rosa Luxemburgo, que a partir de las premisas teóricas con las cuales se estaba construyendo la organización revolucionaria rusa se iba necesariamente a concluir en una dictadura; y no por cierto en una dictadura de los explotados sobre los explotadores, sino de los dirigentes de la organización revolucionaria y de esta misma organización sobre las masas populares. […] Hay decisiones que la historia metamorfosea produciendo resultados que no estaban en la mente de quienes las tomaron; de no ser así la historia sería traslúcida. No se trata, por tanto, de juzgar intenciones. Y esto debe quedar claro: nuestro objetivo no es seguir el itinerario de los sujetos, sino el de las fuerzas, y cuando nos referimos a sujetos en realidad nos estamos refiriendo a estos como formas de esas fuerzas. Seguramente nadie quiso, entre los dirigentes bolcheviques, el fracaso de la revolución, pero ese no es el problema; el problema es indagar por qué se tomaron medidas que inevitablemente llevaban al fracaso y cuáles fueron las ideas que fundaban teóricamente dichas medidas; vale decir, para expresarnos de una manera paradojal, qué teoría fue la que fundó el fracaso del socialismo.
Oscar del Barco (1928) se ha desempeñado como docente, investigador, editor y traductor. Además de ensayos filosóficos y políticos, ha publicado textos narrativos y varios libros de poesía. Fue militante del Partido Comunista Argentino hasta su expulsión en 1963. Fue miembro fundador de la revista y editorial Pasado y Presente. Durante su exilio mexicano (1976-1983) trabajó en la Universidad Autónoma de Puebla, donde fue profesor y editor de una colección de libros sobre marxismo y teoría política. Luego de su regreso a la Argentina, dio clases en la Universidad Nacional de Córdoba y fundó la revista de filosofía Nombres. A la sombra de su infatigable labor teórica y poética, lleva adelante –desde hace por lo menos tres décadas– una voluminosa obra plástica.
Edición a cargo de Pablo S. Lovizio
Introducción de Luis Ignacio García