Descripción
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos son una prueba rotunda de hasta qué punto la hipocresía y el doble rasero campan a sus anchas en la política internacional. En efecto, durante más de cuarenta años EEUU, la superpotencia más poderosa del planeta, ha estado sometiendo a un pequeño país, una isla caribeña, a una guerra económica sin cuartel, además de apoyar directa o indirectamente a los autores de centenares de actos terroristas, dándoles cobijo tanto a ellos como a sus inspiradores, cuando no otorgándoles cuantiosas subvenciones. Así pues, la posición estadounidense, más allá de los discursos políticamente correctos, podría resumirse del siguiente modo: los terroristas amigos, aquellos cuyos objetivos coinciden con los intereses y estrategias de EEUU, son «defensores de la libertad»; los enemigos, aquellos que defienden convicciones o políticas supuestamente perjudiciales para esos intereses y estrategias, son la encarnación del mal. Si el rechazo del terrorismo, de todos los terrorismos, por parte de EEUU fuera sincero, los cinco cubanos que ahora ocupan sendas celdas en las cárceles estadounidenses nunca hubieran sido detenidos ni juzgados, y mucho menos condenados a las severas penas que un tribunal parcial les impuso injustamente, en lo que constituye una de las páginas más tristes de la historia de la Justicia de los Estados Unidos. El Caso de los Cinco es el de cinco agentes de la inteligencia cubana que consiguieron infiltrarse en las organizaciones terroristas de Miami y obtuvieron valiosas informaciones que impidieron que se cometieran diversos actos terroristas en la isla. Alertado el gobierno estadounidense por las autoridades cubanas, su reacción no pudo ser más esclarecedora: detener a los agentes y no perseguir a los terroristas. La Guerra contra el Terrorismo se mostraba así vacía de contenido y aparecía como una mera excusa para justificar la implantación de medidas represivas en el interior de los países occidentales, singularmente en EEUU, y el desarrollo sin tapujos de una política exterior imperialista que en nombre de la democracia arrasa países enteros.