Descripción
Se trata de dejar que lo que quede en nosotros de razón y de sentimiento hable (y así, obre) contra la Fe, que es el fundamento del Poder y la Realidad. Saliendo al paso a las equivocaciones, con que Dios induce en muchos la ilusión de que han dejado de creer en Dios, por cambios de su nombre, llegándose a llamar ‘el Hombre’ o, en fin, ‘Dinero’, se ataca la cuestión de Su existencia o realidad; después, la de Su unicidad (y trinidad), que implica también Su masculinidad; y luego se recorren Sus atributos según el catecismo, ‘Todopoderoso’, ‘Justo’, ‘Omnisciente’ o ‘Sabelotodo’, ‘Infinitamente bueno’, perdiéndose ahí el razonamiento en una llamada a lo desconocido, a lo que hay y no se sabe.