Descripción
Tres ensayos de William Morris acompañados del prólogo de Estela Schindel «William Morris: la técnica, la belleza y la revolución».
William Morris (1834-1896).
Fue un individuo renacentista en pleno apogeo del capitalismo industrial, un esteta refinado ante la vulgaridad de la producción en masa, un poeta atraído por ensoñaciones medievales y antiguas sagas nórdicas, un diseñador textil de enrgía inagotable y un agitador socialista ferviente y convencido. Aunque es la fuente de su originalidad, esta pluralidad de facetas en la obra de Morris ha dado también origen a la distorsión de su legado y al olvido de la potencia política que subyace a esa pluralidad de intereses: una misma aspiración al goce de la belleza y la plenitud de la vida, al trabajo como ámbito para la realización y la felicidad humanas y a la justicia social como condición para su consumación.
Estela Schindel (Buenos Aires, 1968).
Es ensayista y socióloga; interesada en temas vinculados a la modernidad técnica, a la estética y la memoria. Es miembro del grupo editor de la revista Artefacto y ha publicado artículos sobre la relación entre cultura y tecnología y sobre los «desaparecidos» de la última dictadura militar Argentina. Desde 1999 vive en Berlín.
«Las vidas de algunos hombres pueden leerse como prismas de su tiempo. Al modo de un cristal facetado, capturan la energía de la historia y la descomponen, desplegando los matices fundamentales de su época y creando con ellos una nueva forma de luz. William Morris, hijo inequívoco y rebelde de la revolución industrial, es un caso privilegiado de esta cualidad. Nacido en 1834 y muerto en 1896, su vida transcurrió paralela al victorianismo triunfante que convirtió a Inglaterra en la fábrica del mundo y consagró a la hicpocresía como sustento
moral de la sociedad. Sensible a los movimientos que atravesaron el siglo diecinueve inglés, Morris decidió reformularlos y resistir a la miseria de su época desde valores opuestos a los que ella promovió: la nobleza del trabajo humano, la camaradería e igualda entre los hombres y la consecución del socialismo por medio de la revolución. Una impugnación radical inspiró a William Morris su revuelta contra la época que le tocó vivir: la fealdad del mundo que el capitalismo estaba erigiendo a su alrededor. Así, descalificó el progreso civilizatorio en virtud del derecho a la belleza y propuso modos alternativos para la organización de los hombres y la producción industrial. En el ideal de Morris, la técnica sería además un modo de laética y no un altar erigido al progreso donde sacrificar la propia humanidad».
«[…] Además del deseo de producir cosas hermosas, la pasión rectora de mi vida ha sido y sigue siendo el odio hacia la civilización moderna […]» (William Morris).