Descripción
Este texto, redescubierto casi por azar entre documentos concernientes a la izquierda comunista de anteguerra, debió ser ciclostilado en un corto número de ejemplares por su autor, quien lo envió a los diversos grupos de la «Izquierda Comunista Internacional» (que estaba compuesta por las fracciones belga, italiana y francesa). De Raoul Brémont sólo se sabe que participó en el «grupo de Marsella» de la GCI, por entonces con múltiples escisiones sobre el problema de la ayuda a las víctimas de la guerra civil-imperialista española. Nada permite decir cuál fue su audiencia: pero es, por lo que conocemos, una de las escasas afirmaciones comunistas de aquella época, rica en manifestaciones contrarrevolucionarias de todo tipo. La concepción de la Comunidad aquí elaborada concierne a toda la sociedad, a la humanidad salida por fin de la Prehistoria, y no tiene, pues, nada que ver con el fenómeno de las «comunidades» creadas aquí o allá, que se acomodan muy bien con el mundo existente.