Descripción
El 18 de julio del 36 la población trabajadora se alzó en armas contra la sublevación fascista y proclamó la revolución social en todos los ámbitos de la vida. También la defensa armada adoptaría formas revolucionarias: las milicias, agrupaciones de voluntarios/as de carácter no jerárquico. De entre éstas destacaría por su coraje la Columna de Hierro, la última en disolverse ante el empuje de la contrarrevolución y la militarización del Ejército republicano.
Abel Paz, seudónimo de Diego Camacho, hijo de padres campesinos, nació en Almeria en 1921. En 1929 su familia se instala en Barcelona, y en esta ciudad asistió, desde 1932 hasta 1935, a la escuela racionalista «Natura», instalada en el barrio del Clot. en 1935 empieza a trabajar como aprendiz en una fábrica del ramo textil, fecha de su afiliación a la CNT y a las Juventudes Libertarias, organizaciones en las que milita durante el periodo revolucionario que comienza el 19 de julio de 1936. fue combatiente en las Jornadas de mayo de 1937 y mantiene, desde entonces hasta ahora, una posición crítica dentro del movimiento libertario. Con la pérdida de Barcelona, el 26 de enero de 1939, se exilia en Francia, viviendo la dramática situación de los campos de concentración y la lucha contra el ejército nazi que invadió Francia en junio de 1940. En 1942 se incorpora a la guerrilla libertaria que sostenía en España su combate contra la dictadura militar-burguesa. Es autor de numerosos ensayos sobre la Guerra Civil y la Revolución social en España, entre los que destaca su gran biografía sobre Buenaventura Durruti, traducida a numerosos idiomas, y reeditada en 1996 por la Fundación Anselmo Lorenzo («Durruti en la revolución española»), así como sus cuatro volúmenes autobiográficos editados por el propio autor: «Al pie del muro», «Entre la niebla», «Chumberas y alacranes» y «Viaje al pasado». Su última publicación es «La cuestión de Marruecos y la República española» (Fundación Anselmo Lorenzo). Falleció el 13 de abril de 2009 en Barcelona
Abel Paz: «Los proletarios españoles hacen la revolución más profunda, incluso más que la revolución rusa» (El Viejo Topo, 2001)
