Descripción
ógico, razonable, justo hubiera sido preparar de inmediato los mecanismos adecuados para que nuestros compatriotas en el exilio, los que se salvaron de los cementerios de Port Vendres, Argeles, Prats de Molió, Saint Cyprien, Gurs, Buzet, Collioure, Manthaussen, etc.; los supervivientes del éxodo en el Magreb o cuantos forzadamente peregrinaron por tierras americanas, tuvieran el asiento definitivo en sus lugares de origen, en forma de modesta vivienda que garantizara un merecido y digno reencuentro con los suyos. (…)
Cuanto se ha producido posteriormente se ha dado por añadidura. La capacidad constructiva de la «generación perdida» y sus descendientes han pasado al haber de dichas naciones y la ruptura con el país de origen, con el nuestro, ha sido generalizada.
Puede afirmarse que un número considerable de ellos, convertidos en aprendices notariales dejas propias y duras peripecias soportadas, hicieron desaparecer sus testimonios directos como amargo gesto de desprecio a un pueblo indiferente y cobarde que en momentos cruciales los ignoró.
Si algunos no llegaron a tal extremo, si seguían conservando sobre el papel o en su archivo mental las vivencias acopiadas, el valioso material histórico recopilado, la simple desaparición física ha contribuido a su definitiva pérdida.
Afortunadamente, entre «los últimos de Filipinas de la Generación Perdida», van apareciendo testimonios inapreciables que nos documentan de los avatares vividos y sufridos en medio de la derrota, las amargas experiencias padecidas en los campos de concentración y exterminio o en las prisiones franquistas.
Este es el caso de Juan Giménez Arenas, cuyo relato ve la luz pública en la postrera parte de una vida sencilla que oteó horizontes de fraternidad humana, se entregó sin reservas a su conquista y al despertar de tan generoso ensueño se encontró prisionero, roto y humillado en un campo de concentración francés cualquiera, al igual que les ocurrió a miles y miles de nuestros compatriotas.
Del prólogo
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, Colección Testimonios 4. Madrid 1996
175 págs. Rústica 22×15 cm
ISBN 978-84-86864-23-1